Dupla peligrosa |
Terminó el año futbolístico argentino. Y todos
los viejos problemas permanecen intactos. Las economías de la mayoría
de los clubes siguen con el mismo rojo intenso de siempre. Las barras
bravas continúan paseando su violencia impune e inmune por las canchas,
los entrenamientos y las oficinas de los dirigentes. Y entre la
televisión y los operativos de seguridad se torna imposible determinar
cuando habrán de jugarse los partidos. O si estos se disputarán un
horario razonable.
Como si todo esto fuera poco, en este 2011 que empieza a despedirse, también la política ha entrado en el juego. Desde que el Gobierno Nacional asumió la televisación de los dos campeonatos principales a través del “Fútbol para Todos”, sus deseos son órdenes para la AFA.
La última prueba se tuvo el jueves pasado cuando un telefonazo tardío desde la Casa Rosada obligó a postergar los encuentros del Torneo Apertura y de la B Nacional previstos para el sábado en Capital Federal, para no entorpecer los actos de la reasunción presidencial de Cristina Fernández de Kirchner.
Pero acaso el ejemplo más flagrante de esa intromisión fue lo sucedido con San Lorenzo-Tigre en la 18ª fecha. Ese partido, programado primero para el domingo 4 de diciembre, pasado luego al sábado 3 por disposición de la Policía Federal y jugado por último el lunes 5, quedó en medio de una cruda pulseada política entre las autoridades nacionales, las de la ciudad de Buenos Aires y la propia AFA con el pretexto de la seguridad y el trasfondo de las elecciones en Boca.
Al final, el gobierno de Mauricio Macri se salió con la suya. Clausuró por 48 horas el mismo día del encuentro el Nuevo Gasómetro de San Lorenzo y logró que no se juegue antes de la votación xeneize y de la consagración de Boca como campeón, para reforzar las chances de Daniel Angelici, el candidato que terminó ganando. Nunca antes la realización de un cotejo había quedado subordinada a los comicios de un club que no participaba del mismo.
En manos ajenas
En este manoseo de los días y horarios de los partidos, algo ha quedado claro: AFA ha perdido el control de las programaciones.
La televisión propone, los organismos de seguridad y las Policías disponen y AFA mira pasar de largo las decisiones casi sin voz ni voto.
El gran problema es que cada uno de los sectores resuelve sin tener en cuenta a los otros. El Fútbol para Todos arma su esquema de acuerdo a sus intereses. AFA lo avala. Y las Policías y los organismos de seguridad lo desarman en función de sus posibilidades operativas o de discutibles criterios propios.
Lo lógico sería que las tres partes se sentaran a una mesa y de allí surgiera un calendario consensuado. Pero esto no es lo que se hace. La televisión le impone a la AFA los programas de partidos de Primera A y la B Nacional que se anuncian entre lunes y martes y que los organismos de seguridad cada miércoles, ratifican o rectifican a su antojo mandando a jugar en horarios insólitos, sobre todo a las categorías más chicas del ascenso.
El fútbol de Primera tampoco las tiene todas consigo. Que luego de un fin de semana largo, con cuatro días no laborables, se hayan jugado cinco partidos de la última fecha el día lunes da la pauta del disloque al que han llegado las programaciones.
Además, se está disputando en simultáneo la Copa Argentina que hasta el momento no interfiere con los torneos mayores sólo porque los equipos de la A y la B Nacional la están afrontando con formaciones alternativas. Pero que se hará sentir el año próximo cuando empiecen a jugarse entresemana las fases decisivas junto con la Copa Libertadores.
“Hay que atender un montón de factores y no siempre se puede” le dijo a Mundo D, un dirigente del ascenso que suele participar del armado de los rompecabezas de cada fin de semana. “Es muy difícil televisar 15 partidos en tres días y además de todo, contemplar las necesidades de la seguridad y en verano, el pedido de Agremiados de jugar después de la cinco de la tarde. Si encima, la política empieza meterse cada vez más, estamos perdidos. Haremos lo que se pueda” expresó resignadamente.
Lo peor de todo es que no se vislumbran cambios para 2012. Todo seguirá tan mal como ahora. Así que habrá que estar atentos: nuestro equipo favorito puede llegar a salir a la cancha en el día y horario menos pensados.
Como si todo esto fuera poco, en este 2011 que empieza a despedirse, también la política ha entrado en el juego. Desde que el Gobierno Nacional asumió la televisación de los dos campeonatos principales a través del “Fútbol para Todos”, sus deseos son órdenes para la AFA.
La última prueba se tuvo el jueves pasado cuando un telefonazo tardío desde la Casa Rosada obligó a postergar los encuentros del Torneo Apertura y de la B Nacional previstos para el sábado en Capital Federal, para no entorpecer los actos de la reasunción presidencial de Cristina Fernández de Kirchner.
Pero acaso el ejemplo más flagrante de esa intromisión fue lo sucedido con San Lorenzo-Tigre en la 18ª fecha. Ese partido, programado primero para el domingo 4 de diciembre, pasado luego al sábado 3 por disposición de la Policía Federal y jugado por último el lunes 5, quedó en medio de una cruda pulseada política entre las autoridades nacionales, las de la ciudad de Buenos Aires y la propia AFA con el pretexto de la seguridad y el trasfondo de las elecciones en Boca.
Al final, el gobierno de Mauricio Macri se salió con la suya. Clausuró por 48 horas el mismo día del encuentro el Nuevo Gasómetro de San Lorenzo y logró que no se juegue antes de la votación xeneize y de la consagración de Boca como campeón, para reforzar las chances de Daniel Angelici, el candidato que terminó ganando. Nunca antes la realización de un cotejo había quedado subordinada a los comicios de un club que no participaba del mismo.
En manos ajenas
En este manoseo de los días y horarios de los partidos, algo ha quedado claro: AFA ha perdido el control de las programaciones.
La televisión propone, los organismos de seguridad y las Policías disponen y AFA mira pasar de largo las decisiones casi sin voz ni voto.
El gran problema es que cada uno de los sectores resuelve sin tener en cuenta a los otros. El Fútbol para Todos arma su esquema de acuerdo a sus intereses. AFA lo avala. Y las Policías y los organismos de seguridad lo desarman en función de sus posibilidades operativas o de discutibles criterios propios.
Lo lógico sería que las tres partes se sentaran a una mesa y de allí surgiera un calendario consensuado. Pero esto no es lo que se hace. La televisión le impone a la AFA los programas de partidos de Primera A y la B Nacional que se anuncian entre lunes y martes y que los organismos de seguridad cada miércoles, ratifican o rectifican a su antojo mandando a jugar en horarios insólitos, sobre todo a las categorías más chicas del ascenso.
El fútbol de Primera tampoco las tiene todas consigo. Que luego de un fin de semana largo, con cuatro días no laborables, se hayan jugado cinco partidos de la última fecha el día lunes da la pauta del disloque al que han llegado las programaciones.
Además, se está disputando en simultáneo la Copa Argentina que hasta el momento no interfiere con los torneos mayores sólo porque los equipos de la A y la B Nacional la están afrontando con formaciones alternativas. Pero que se hará sentir el año próximo cuando empiecen a jugarse entresemana las fases decisivas junto con la Copa Libertadores.
“Hay que atender un montón de factores y no siempre se puede” le dijo a Mundo D, un dirigente del ascenso que suele participar del armado de los rompecabezas de cada fin de semana. “Es muy difícil televisar 15 partidos en tres días y además de todo, contemplar las necesidades de la seguridad y en verano, el pedido de Agremiados de jugar después de la cinco de la tarde. Si encima, la política empieza meterse cada vez más, estamos perdidos. Haremos lo que se pueda” expresó resignadamente.
Lo peor de todo es que no se vislumbran cambios para 2012. Todo seguirá tan mal como ahora. Así que habrá que estar atentos: nuestro equipo favorito puede llegar a salir a la cancha en el día y horario menos pensados.
VIA: MundoD
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